Las fronteras que dibujamos los
humanos muchas veces no tienen ningún sentido. Esto se manifiesta cuando encontramos
lugares, puntos centrales de encrucijadas de varios países, en donde por mucho
que estén marcadas por los correspondientes gobiernos, forzosamente hay que
ignorarlas porque lo que predomina allí es una cultura común con todo lo que
conlleva, prehistoria, antropología, costumbres, etc. Esta cultura, estos
pueblos poco o nada tiene que ver con los mapas elaborados por los Gobiernos.
CON EL VOLCÁN AL FONDO
Algo así sucede con la cultura
Atacameña desarrollada tanto en norte de Chile, en dónde se denomina de esta
forma, en el norte de Argentina en que la denominación más usual es la de
“Atacamas” y en el sur de Bolivia. Un pueblo cuyas fronteras son meras “líneas”
en los mapas oficiales porque esta etnia se extendía, y aún se extiende, por un
territorio que partiendo de un punto central en el desierto atacameño,
transcendía esas líneas “oficiales”.
IGLESIA DE SAN PEDRO DE ATACAMA
También llamados apatamas, alpatamas,
kunzas o likanantaí en su idioma, precisamente denominado Kunza, traduciríamos
la denominación likanantay poco más o menos por “habitantes del territorio”.
No obstante aquí, voy a hacer
referencia a la cultura atacameña tomando aquella situada en territorio Chileno,
no porque no esté presente en la actualidad en los otros países que aquí
menciono, sino por ser el lugar que yo he conocido y en donde pude visitar el
Museo Arqueológico de esa cultura en el pueblo de S.Pedro de Atacama.
MUSEO LE PAIGE
No son necesarios los
mega-edificios, ni un derroche de lujo si las cosas están bien hechas. Son la
profesionalidad y el mimo lo que hacen que se estudie en profundidad y con
seriedad la historia de una cultura. Y eso es lo que yo encontré en este museo
que tuve la suerte de visitar hace años. Un pequeño pero bien aprovechado
edificio que es punto de referencia para los que amamos la arqueología y el
estudio de las culturas.
En la actualidad, los atacameños
de Chile en la actualidad se encuentran en oasis cercanos a San Pedro de
Atacama. Su número podría ser de unos tres mil.
BELLA VASIJA DE LA CULTURA ATACAMEÑA
Siempre hablando del presente,
diremos que su modo de vida es la agricultura y la ganadería así como la
artesanía en lana de llama y oveja. Nos llama la atención la economía de
subsistencia de este pueblo que en tiempos pre-colombinos gozaron de una gran
riqueza basada en el oro, los metales y en su alfarería.
Mirando la historia nos
asombramos al observar como supieron adaptarse a un medio inhóspito como la
altura y el desierto, uno de los más secos del mundo. Fueron agricultores y
ganaderos e hicieron uso de los cultivos en terrazas y el regadío artificial.
DUNAS Y FIGURAS SALINAS EN EL DESIERTO
Cultivaron la quinoa, el maíz, la
calabaza e incluso árboles frutales. La carne la obtenían de las llamas y
alpacas y sobre todo nos admira la destreza con los metales. Elaboraban objetos
con cobre, estaño, bronce, plata y oro. La cerámica fue espléndida y se
caracterizó por su color negro o rojo bellamente pulida o grabada.
CERÁMICA ATACAMEÑA PULIDA
Apenas se conoce si tenían
religión o cual era su divinidad o forma de espiritualidad pero su identidad se
manifiesta en sus rituales muy unidos a la fecundidad de la tierra y al agua, o
la petición de ella.
ENTERRAMIENTO EN VASIJA
Lo poco que se sabe de estos
ritos se debe a algunos textos encontrados en su desaparecida lengua kunza. Lo
que no hay duda es que creían en la otra vida. Los funerales suponían un rito
importantísimo.
Todo lo que aquí os cuento es
recopilación de escritos y estudios que he encontrado tanto en la red como en
el viaje que realicé hasta el norte de Chile y que está expuesto con absoluta
precisión en el Museo Le Paige, ubicado en San Pedro de Atacama.
BAJO EL VOLCÁN LICANCABUR
San Pedro es más que un pueblo un
pequeño oasis en ese sequísimo desierto atacameño. Protegido por el volcán
Licancabur un amanecer o un ocaso entre sus fantasmagóricas figuras salinas es
algo que no se puede olvidar. Me decían algunos chilenos con los que conversé
allí que el lugar te atrapa, que muchos de ellos llegaron de visita y se
quedaron. Algo así le debió de suceder a Gustavo Le Paige.
RETABLO DE LA IGLESIA DE SAN PEDRO
Gustavo Le Paige, jesuita belga,
llegó al norte en 1954 y allí se quedó hasta su muerte en 1983. Y su estancia
fue muy bien aprovechada ya que se dedicó a estudiar la cultura atacameña,
realizó muchos descubrimientos y lo que es más importante, publicó sus
estudios. Para ello recorrió cementerios, los talleres de los antiguos
atacameños, poblados prehistóricos y poco a poco recogió restos arqueológicos
de un gran valor.
El Museo que lleva su nombre es
el resultado de todo ese trabajo. Con el apoyo de sus ayudantes inauguró el
primer museo que no era otro que la propia casa parroquial. Allí reunió
textiles, metales, la preciosa cerámica y un número importante de momias
atacameñas que nos hablan de las creencias de ese pueblo, pero también nos dan
una idea del clima soportado en esas latitudes ya que su conservación es
excelente. De hecho, el valor del museo hasta bien entrado los años dos mil, se
basaba en estos restos momificados.
DETALLE DEL ENTERRAMIENTO
En mayo de 2007 el museo retiró
los cuerpos o momias por la petición del pueblo Lickanantay. Estos cuerpos
están en bodegas en una zona de especial de conservación.
No obstante, cuando se visita el
museo, podemos ver al detalle la forma de enterramiento de esta cultura además
de miles de registros arqueológicos y el recorrido por la evolución de la
cultura mediante los metales, tejidos y cerámica ya que el recinto cuenta,
además de con esa bodega y un laboratorio de investigación, con la sala de
exhibición y con una biblioteca muy bien documentada
Es ineludible una visita al museo para conocer la cultura de
este pueblo que llegó a ser el pueblo precolombino más desarrollado de Chile.
Imprescindible su estudio para saber de las riquezas que esconde este
Continente y para comprender que cientos de pequeños pueblos que se desplazaron
y se mezclaron a lo largo de los siglos hicieron de estos países un mosaico de
culturas ricas y bellas.
Intentar resumir aquí el trabajo del padre Le Paige y sobre
todo describir en unas líneas el contenido de la labor desarrollada con el
pueblo atacameño es imposible.
Solo decir que la ayuda a lugares como este enriquecen la
cultura de los pueblos y son dignos de admiración. Son una forma de ofrecernos
cultura y conocimiento de la historia.
Fuentes consultadas:
Visita al Museo Arqueológico del Padre Le Paige
Serie “PATRIMONIO CULTURAL CHILENO”.Culturas aborígenes.
La Red.
Para la fotografía. Archivo propio en visita a Chile
NOTA:
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