miércoles, 1 de octubre de 2014

MARGARET KEANE, por su ojos la conoceréis.



Varias son las razones que me llevan a escribir esta Entrada para estos Encuentros con el Arte.


La primera de ellas se debe a un artículo aparecid0 estos días en prensa en el que se habla del proyecto del cineasta Tim Burton que podremos ver materializado en pantalla en diciembre de este año y para el cual se ha basado en la historia de la artista Margaret Keane. Fue esta noticia la que me hizo indagar sobre la pintora y su vida.

La segunda razón y la principal, es que en fechas pasadas tuve este Blog durante meses dedicado a mujeres artistas en diferentes disciplinas y entre ellas no dejé espacio para Keane.


LA ARTISTA EN EL ESTUDIO


Escribí en diferentes ocasiones sobre mujeres artistas, pero fue principalmente en el año 2010 cuando realicé varias Entradas seguidas, algunas de las cuales os menciono aquí. Por ejemplo encontramos el 21.11.201 a Paula Moderson, una adelantada del expresionismo, el 14.11.2010 a Gabriele Münter una artista entre hombres, el 6.6.de 2010 a toda una leyenda como Louise Bourgeois, o el 13.05.2010 a Todas las Artistas olvidadas de La Bauhaus, y entre Marzo y Abril de ese mismo año 2010 me detuve con las mujeres del surrealismo, movimiento que tanto debe a mujeres poco reconocidas o reconocidas en círculos muy determinados y que si hubieran sido hombres hubieran tenido otra trayectoria en el mundo artístico.


 NIÑA CON GATOS

  
No solo entre las surrealistas hubo mujeres que quedaron a la “sombra” de sus maridos o compañeros, es decir que siendo creadoras de la obra, el nombre que figuraba en ella era el del hombre que a su lado se beneficiaba de la creatividad de su esposa o compañera. Un ejemplo bien conocido fue el de Sonia Delaunay, la reina del Art Deco que nos visitó el 8.05.2010



GRABADO 1962


Así que me he dicho que por derecho propio Margaret Keane debería de estar aquí, en este Blog porque además de artista creativa, durante años esos ojos que nos hablan desde sus cuadros, estuvieron beneficiando a la persona que no le correspondía. El prestigio lo recibía alguien que ni siquiera sabía pintar, mientras ella vivía prácticamente prisionera entre pinceles.
 
Poco apreciada por algunos críticos de arte, incluso despreciada por algunos, es necesario detenerse en la obra de esta artista para ir más allá de lo que vemos. Esos ojos enormes que se asoman al dibujo o al lienzo.
 
Si analizamos la obra de Keane, yo diría que sus cuadros han recorrido el camino de la mano de su autora. El camino de la vida de la artista.

 



De unas representaciones que se acercan mucho al trabajo de ilustración vemos que, en función de las vivencias a la que se vio expuesta, sus dibujos y pinturas se van enriqueciendo y son cada vez más y más expresivos. Los ojos, esos ojos que son la firma de la pintora, se tornan cada vez más tristes, y se salen del marco demandando ayuda.
  
El dolor y la tristeza se plasman de forma excesiva pero sin perder ese toque infantil que hacen que la pintura de Keane, mezcla de ilustración, realismo un tanto naif y se podría decir que expresionismo, tenga una factura inconfundible.

Cuando estamos delante de uno de esos dibujos o lienzos de la artista, que en su mayor parte representan niños y jóvenes, son esos ojos los que nos hacen pensar en la vida que tuvo que llevar esta mujer para llegar a plasmar esas miradas profundas que nos hablan de una vida nada apacible.
Y efectivamente así fue, porque su vida ha estado llena de traiciones, juicios, y altibajos.





Margaret Keane nació en Tennesse, en 1927 y se introdujo en la pintura en los años 50. Sus cuadros ya tenían la factura que le iba a acompañar durante su vida profesional. Los ojos que iban más allá del realismo. Esos profundos lagos que atraían con fuerza y que no dejaban a nadie indiferente.






Fue en 1955 cuando se casa con Walter Keane. En este matrimonio se encuentra la clave de la vida de esta mujer, sus dichas y desgracias. Apenas recién casada toda su otra se expone en Nueva York. Las miradas de sus niños dejan cautivados a todos los que contemplan sus cuadros, unos cuadros que estaban sin firmar. Al parecer, la gran timidez de Keane tenía mucho que ver en esa falta de firma. Error fatal para una mujer que tenía por marido a un hombre cuya “vista” para los negocios casi era del tamaño de los ojos que pintaba su mujer.





Pensó que esos cuadros cautivadores no se comprarían si se sabía que los había pintado una mujer y no tuvo mejor idea que la de firmar él como autor. El que no había pintado ni dibujado en su vida.

Pero eso no le frenó. Se transformo en el “autor” de los cuadros y Margaret se dedicó a producir y producir, recluida en su casa y cada vez más aislada. El marketing, publicidad y sobre todo la recogida de premios, halagos y elogios correspondían al “hombre de la familia”.




RETRATO de FAMILIA de JERRY LEWIS


El vuelco a la fama fue enorme. Muchos artistas querían una obra de Keane e incluso mencionaban sus cuadros en sus propias obras como sucedió con Woody Allen que incluye en su filme “El dormilón” una referencia a un cuadro de Keane.

El mismo Burton que ahora llevará la vida de esta artista a la pantalla, deseaba una de sus obras.
Y aunque los críticos de arte no apoyasen, en su mayoría, ese estilo de pintura, la moda pudo con todo. EEUU estaba invadida de obras de Keane; postales, reproducciones, artículos de todo tipo miraban con unos ojos penetrantes.



 RETRATO de JOAN CRAWFORD


Y lo más importante, el valor de las obras aumentaba sin parar. Walter Keane se estaba convirtiendo en millonario rápidamente mientras que Margaret vivía cada vez más recluida y así continuó durante 15 largos años. Cuánto más tristeza había en su vida, más grandes eran los ojos que ella pintaba. Si los ojos son el espejo del alma, el alma de Margaret lloraba y lloraba  a través de sus niños. En su obra podemos ver el paso por la vida, eso que os mencionaba al principio. Observamos que esos ojos enormes pero sin excesiva expresión, se van convirtiendo en unos ojos tristes, en unos ojos llenos de lágrimas. Los ojos de sus pinturas eran el alma de Margaret.



 
En 1965 pide el divorcio, pero no sería hasta cinco años más tarde cuando se decidió a hacer público el fraude de las obras. Confesaría públicamente que había dejado que su marido se hiciera con el nombre, la fama y la propiedad de su obra.

Pero para llegar a esa decisión habían tenido que pasar años y aún así tuvo que escuchar de boca de su ya exmarido una declaración que hizo que no permitiera ni una mentira más. En una entrevista a la revista Life, Walter confesó que nadie había pintado los ojos como él, ni los mejores pintores. Margaret, indignada, le retó a pintar públicamente, reto que Walter nunca aceptó. 
 
No terminó ahí la reivindicación de su obra. Margaret demandó a Walter y también al diario USA Today que daba como único autor de la obra al inexistente pintor.





En el juicio el abogado de Margaret colocó dos caballetes para que los Keane pintaran su obra, esos ojos característicos. Margaret fue la única que realizó rápidamente una pintura sobre el lienzo, algo que evidentemente Walter ni intento, viéndose condenado a pagar cuatro millones de dólares.
 

Desde ese momento y con su nombre recuperado los cuadros comenzaron a estar firmados por su auténtica autora y lo más importante, los ojos de los niños siguieron siendo enormes, pero dejaron de estar tristes.






Margaret Keane sigue pintando a la edad de 90 años. Sus cuadros aunque siguen teniendo una intensa mirada son más alegres y coloristas.

No es de extrañar que Tim Burton se detuviese en esos ojos para proyectar su vida en la pantalla. Una mirada y una vida que piden a gritos ser divulgadas.



FOTOGRAFÍA DE LA ARTISTA


Margaret Keane tiene una web a la que podéis acceder en esta dirección:



En prensa se anuncia que en España el estreno de la película de Tim Burton será el 25 de diciembre de 2014  y tenemos que añadir que esta película están incluídas dos canciones de Lana Del Rey: I can Fly y  Big Eyes, esta última nominada a los Globos de Oro.





NOTA:
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Fuentes consultadas:
En la red: Wikipedia. Artículos de El País Semana y El Confidencial.

Para la fotografía: las mismas.