Encuentros con el arte: GABRIELE MÜNTER, una artista entre hombres.

STAFFELSEE EN OTOÑO

Gabriele Münter nació en Berlín en 1877 y se puede considerar que su entrada en el mundo del arte fue un tanto tardía y atípica. En su familia apenas se interesaban por el arte pero bien posicionados económicamente, le apoyaron y a los veinte años ingresó en la Escuela de Artes para mujeres de Dusseldorf. En esa época Gabriele no tenía en mente abandonar su cómoda vida por el arte. Su aspiración no era otra que ser profesora de dibujo, algo que ya estaba aceptado socialmente.

AUTORRETRATO

Pero a la vuelta de un viaje a EEUU y establecerse en Munich, se encontró con una herencia que le iba a permitir vivir independientemente. Al no poder asistir a las academias oficiales de arte por ser mujer, comenzó a formarse con clases de grabado y escultura y, algo que iba a ser fundamental en su vida, conoció a Kandinsky a cuyas clases asistió.

Entre 1904 y 1909, viaja con el artista por Alemania, Holanda, Italia y París. Su pintura comienza a transformarse. Se hace más esquemática y presenta líneas fuertes en los contornos y una paleta de colores primarios.

PAISAJE CON MURO BLANCO 1910

Entró a formar parte de la Asociación de Artistas que posteriormente se dividiría para crear “El jinete azul”. En “El jinete azul” estarían los artistas del pos-expresionismo. Presenta en el Salón de Otoño 14 lienzos. A la factura ya adquirida, añade un interés por el contenido que le hace conocer un lenguaje pictórico más “popular”. Gabriele será de las pocas mujeres que exponga con ellos y no solo eso, sino que su propio estilo influiría también en el resto del grupo.

Podríamos decir que ya tenemos las bases de una pintora pos-expresionista. Su fuerte paleta, sus rasgos esquemáticos y algo duros y sus temas más sociales o populares.

MEDITANDO

Münter recorrió un camino artístico muy interesante. Se puso como meta ser reconocida como artista seria y para ello intentó, en la medida de lo posible, en sus primeros pasos estar alejada de influencias artísticas, no visitando ni galerías ni museos y no tomando parte en los debates sobre movimientos artísticos. Su único compañero de viajes y de buena parte de su vida, tanto artística como personal, fue Kandinsky. Todo ello le llevó a lograr esas metas que se había propuesto. La de ser reconocida como una artista con nombre propio, a ser miembro de la Nueva Asociación Artística de Munich y a ser una más en el círculo de “El jinete azul”. Esto último, en la distancia puede parecer una simple anécdota, pero no es así ya que en el grupo primaba la presencia masculina y con todo Münter fue aceptada como una más en las discusiones y debates, teniendo su obra el mismo derecho a tomar parte en las exposiciones.

A nivel personal también iba a estar implicada, al igual que todos sus colegas, en el momento social que se avecinaba.

Fue una época de gran agitación en el mundo del Arte. En 1909 pasa el verano en Murnau, en la casa que había adquirido junto a Kandisky. Kandinsky pronto “cubrió” las paredes con imaginería popular. Una de esas imágenes aparece en un retrato que Gabriele realizo del artista. En primer plano aparece Kandinsky y en la pared se aprecia la imagen de un jinete que saluda a una mujer a caballo.

KANDINSKY retratado por la artista 1910

Esta casa pronto sería centro artístico visitado por muchos artistas como Klee, Marc y Macke entre otros, y también por Jawlensky y Von Werefkin que influirán en la pintura de ambos. De esa época data el lienzo “Escuchando” que es un retrato de Jawlensky. Decía la pintora que discutían interminablemente sobre arte. Que Jawlensky era menos intelectual que Kandinsky y que el retrato surgió al observar la expresión de Jawlensky al escuchar las teorías de Kandinsky sobre arte.

ESCUCHANDO 1909

También data de 1909 “Anochecer”. Este óleo sobre madera recuerda poderosamente las grandes superficies homogéneas de la obra de Gauguin y los fuertes colores de los fauvistas, pero en 1908 Münter había descubierto la pintura bávara sobre vidrio, técnica que aprendió de un artesano y que le entusiasmó, y aunque se trata de un óleo sobre tabla tiene las formas casi delineadas y los colores brillantes de esa técnica. Dicen los expertos que las montañas azules del mismo es una referencia a su pareja Kandinsky que ese momento desarrollaba sus teorías sobre el color.

ANOCHECER 1909

Al comienzo de la 1ª Guerra mundial Gabriele y Kandinsky se refugian en Suiza, marchando el artista posteriormente a Rusia aunque habría un reencuentro en Estocolmo. Kandinsky, muerta su esposa, se casará con una sobrina y termina su relación con Gabriele Münter. Gabriele se sintió fuertemente conmocionada con esta boda. Regresó a Murnau a la casa en la que se reunían en otro tiempo los artistas y en la que vivió con Kandinsky, pero durante muchos años no pudo volver a la pintura.

A final de los años veinte regresa al arte. Durante el periodo de 1932 Münter vive en Murnau con el historiador de arte Johanner Eichner y se dedica a pintar obras abstractas y flores.

THE RUSSIANS’ HAUSE 1931

En 1937, al igual que sucede con la obra de tantos artistas que nos han visitado en las últimas entradas, los nazis prohíben una exposición suya en Munich. Esto le afectó profundamente pero que no logró volver a separarla del arte.

Durante la Segunda Guerra Mundial Gabriele Münter escondió más de 80 obras de Kandinsky y otros miembros del Blaue Reiter, además de obras propias, salvándolas de la destrucción. Todas las obras fueron donadas por la artista a la ciudad de Munich en 1957 en dónde actualmente se exhiben.

KANDINSKY Y ERMA BOSSI DESPUÉS DE CENAR

En 1956 recibió el premio de Cultura de la ciudad de Munich. Podemos decir que Münter, muchos años eclipsada por la obra de Kandinsdy, pasa ya a la historia del Arte con nombre propio. Gabriele Münter murió en su casa de Murnau (Baviera) en 1962.