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Algo muy común en el otro lado del Océano es encontrar la obra de un gran artista dentro de un recinto dedicado en exclusiva a contenerla. Bien en un Museo proyectado a tal fin, bien en algún edificio que el propio autor utilizó para ejecutar su obra o en algún otro que tenga una relación significativa con ella como es el caso de la casa-museo a la que aquí voy a hacer referencia.
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Hemos visto ejemplos de ello en México (R.Tamayo entrada de este blog del 8 de agosto) o en Brasil (I.Camargo entrada del 31 de julio). Pues bien en este viaje hacia el arte ecuatoriano también tendremos el placer de unir contenido y contenedor. Y siendo Ecuador el país elegido, la obra no podría ser otra que la de Oswaldo Guayasamín, el ecuatoriano que transcendió fronteras con su paleta.
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Una forma bien hermosa de recopilar, no solo la obra del artista, sino todo el trabajo de una vida, es la que ha llevado a cabo la Fundación Guayasamín que ha recogido en todo un complejo cultural la gran colección de arte arqueológico del artista, toda la obra colonial que Guayasamín donó a la fundación, el taller de restauración que cuida del mantenimiento de todas esas obras, así como la biblioteca, el taller de grabado, el de serigrafía y la llamada “Capilla del hombre”,http://www.capilladelhombre.com/ auténtico santuario constituido por un edificio ideado por el maestro para contener la obra plástica en honor de los hombres y mujeres de América. A su lado “el lugar arqueológico” con sus tumbas preincaicas. La “casa taller”, lugar de trabajo y dónde él residió y finalmente el “árbol de la vida” sembrado por él artista y en dónde se encuentran los restos del maestro.
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Pero vamos a adentrarnos en la vida y obra de este ecuatoriano que sin duda podemos calificar de “ecuatoriano universal”.
De padre indio y madre mestiza, nació en Quito en 1919. A pesar de la oposición de su padre, ingresa en la Escuela de Bellas Artes de Quito. Es la época de la “guerra de los cuatro días”, un levantamiento obrero en el que perdería la vida su gran amigo Manjares. Este acontecimiento inspirará más adelante la obra “Los niños muertos” y va a marcar su visión de la sociedad.
FUSILAMIENTO (1943)
Se mostró orgulloso de sus raíces y creó desde ellas una obra de denuncia de la realidad actual.
Mostró en sus lienzos los personajes de América que luchaban por sobrevivir. Sus retratos presentan un fuerte trazo y factura marcadamente expresionista.
Dividió su obra en tres etapas. La primera se llamó “Huacayñan” que en quechua significa “El camino del Llanto” y que fue el fruto de un recorrido de dos años realizado por el Sur de América Latina.
SED (Serie El camino del Llanto)
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“La Edad de la Ira ” colección resultante de observar las injusticias sociales y la opresión política. Esta colección, en la que se encuentran diversas series de gran impacto, como la de “las manos” le llevaría a una serie de exposiciones por toda Europa y América que movería las conciencias de aquellos que la admiraron, porque el gran maestro decía:
“Mi pintura es para herir, para arañar y golpear el corazón de la gente. Para mostrar lo que el Hombre hace en contra del Hombre”.
LAS MANOS DE LA IRA (Serie La edad de la Ira)
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Los años y la madurez no aplacaron su espíritu de lucha y denuncia aunque se ve en su obra un atisbo de ternura. Precisamente “La ternura” sería otra de sus series. En ella se ve la entrega entre los hombres para trabajar, mejorar y vivir por la Tierra. También hay temas como el amor materno y la infancia. Todo esto va implicar la vuelta al color.
TERNURA
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Guayasamín también tuvo muy presente el retrato y el paisaje. Un Quito singular y vanguardista nos muestra su peculiar dominio paisajístico.
QUITO VERDE
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Maestro del dibujo, realizó alrededor de 180 exposiciones individuales y fue un artista fructífero con una gran producción tanto de lienzos de caballete, como esculturas, monumentos, y murales. Encontramos murales del artista, entre otros lugares, en Quito, en Madrid (Aeropuerto de Barajas) o en París (Sede de la UNESCO ).
En agosto de 1988 hizo entrega al Congreso Ecuatoriano de un mural que quedó instalado en el Salón de Sesiones de la Cámara. El gobierno de EEUU criticó duramente al maestro por esta obra en la que aparece un rostro “cadavérico” y un casco nazi con las siglas: “CIA”. En el acto de presentación de la obra, el representante de Estados Unidos abandonó la sala expresando de ese modo su rechazo. Y es que el artista tuvo siempre presente que su arte era su voz de denuncia.
Guayasamín fue merecedor en su juventud de todos los Premios Nacionales y a los 33 años obtuvo el Gran Premio de la Bienal de España, así como el de la Bienal de Sao Paulo.
Su obra lo muestra como el pintor que trascendió fronteras y llevó un mensaje político y social a través de ellas.
EL MAESTRO Y SU OBRA
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La obra cumbre de su vida se encuentra en la Fundación que arriba menciono. Puso en ella toda su energía pero no llegó a verla finalizada. Murió repentinamente en 1999, a la edad de 79 años, pero como él mismo decía:
“hay quien nace y muere joven, eternamente joven, renovador y creativo”
Efectivamente Guayasamín vivió y murió de esa manera y perdura en la obra que dejó entre nosotros.
NOTA: Para mejor visualizar la fotografía “picar” con el ratón encima de las que interesen.
Para la lectura de entradas anteriores, ir a la ventana de la derecha y “picar” en los años y meses. Se desplegarán los títulos correspondientes a cada fecha.
Fuentes consultadas: Archivo propio.
Arte Latinoamericano del siglo XX.
Latin American Art. (N.York. November 2001)
Fotografías: Archivo propio y la misma Red.